Explicamos los aspectos de la seguridad en la nube y cómo Ackcent puede ayudar a tu empresa en la transición a la nube.
La computación en la nube está cambiando nuestra manera de hacer negocios. Se estima que el 60 % de todos los datos de las empresas se aloja en la nube (el doble que en 2015), mientras que se espera que el gasto mundial en la infraestructura de la nube alcance los 118 mil millones de dólares en 2025. Además, la computación en la nube permite disfrutar de una mayor capacidad de almacenamiento y flexibilidad que posibilitan unos niveles de productividad e innovación sin precedentes.
Sin embargo, para muchos empresarios la nube es sinónimo de incertidumbre porque este nuevo escenario conlleva una nueva forma de afrontar la privacidad y la seguridad. La administración de la seguridad en la nube es mucho más compleja y requiere de nuevas herramientas, técnicas y tecnologías que deben incorporarse a procesos y métodos nuevos.
En este artículo vamos a analizar los aspectos fundamentales de la seguridad en la nube, desde los diferentes tipos de nube, hasta los principales riesgos y retos a los que se enfrentan los negocios de hoy en día y del futuro.
La seguridad en la nube comprende una serie de normas, procesos y tecnologías para proteger los servicios en la nube de una empresa y los datos y aplicaciones que se almacenan y utilizan en la nube.
Aunque cada vez hay más empresas que optan por esta opción, sigue habiendo recelo a la hora de migrar el contenido, ya que se ha instaurado un miedo exagerado sobre la naturaleza de la computación en la nube que causa temor a algunas empresas.
Sin embargo, como veremos en este artículo, el quid de la cuestión no es si la nube es segura, sino si los usuarios la utilizan de forma segura.
Las nubes públicas son las más populares y pertenecen a proveedores externos encargados de gestionarlas y crearlas de manera específica para particulares y negocios. A día de hoy, la mayor parte del mercado de nubes públicas pertenece a cinco proveedores: Amazon Web Services (AWS), Google Cloud, IBM Cloud, Microsoft Azure y Alibaba Cloud.
Básicamente, estas empresas alquilan sus servicios en la nube para un uso público. Esta opción es económica y sencilla, ya que las empresas no tienen que preocuparse de la gestión ni del mantenimiento de los servidores o de la infraestructura y el proveedor externo es el encargado de lidiar con los problemas de seguridad.
Sin embargo, su naturaleza de multiusuario con un gran número de puntos de acceso hace que tenga una superficie de ataque mayor. Esto se traduce en que, aunque los mejores proveedores de nube pública cuentan con una infraestructura sólida con medidas de seguridad especializadas, existen más amenazas para la seguridad. Asimismo, aunque los proveedores son responsables de supervisar y administrar la seguridad en la nube y de controlar la infraestructura en general, la seguridad de los datos en la nube y la forma de gestionarlos corre a cargo de tu empresa.
Las nubes privadas, al contrario que las nubes públicas, se crean para un único usuario o grupo y nadie más puede utilizarlas ni acceder a ellas. Hasta hace poco tiempo, la mayoría de las nubes privadas provenían de infraestructuras informáticas locales. Sin embargo, ya pueden crearse nubes privadas gestionadas en centros de datos alquilados por terceros que se encargan de la administración de la seguridad en la nube.
Las nubes privadas se suelen considerar más seguras que las públicas, ya que, al contrario que las nubes públicas que se basan en un entorno compartido por muchos usuarios, las nubes privadas gozan de un mayor nivel de aislamiento. Sin embargo, todo dependerá del nivel de seguridad de la empresa y de la experiencia del equipo especializado en ciberseguridad. La seguridad en la nube privada puede conllevar un mayor gasto por los costes de alquiler y hardware adicional, aunque la mayoría de las nubes privadas ofrecen un nivel de seguridad similar a las públicas al mismo precio, además de la administración de la infraestructura por parte del proveedor.
Las nubes híbridas son un entorno informático único que cuenta con diferentes grupos y suelen percibirse como el equilibrio ideal entre las nubes públicas y privadas. El entorno se asemeja a varias nubes pequeñas dentro de una más grande en la que los datos pueden cambiar de públicos a privados y viceversa siguiendo una serie de requisitos de seguridad.
Las nubes híbridas garantizan un mayor nivel de flexibilidad y escalabilidad. Sin embargo, también conllevan una mayor complejidad, son más difíciles de implementar y la administración de la seguridad en la nube es mucho más complicada. A pesar de todo, el uso de las nubes híbridas están en auge, sobre todo entre las empresas de gran tamaño.
En 2020, el mercado de la nube híbrida tenía un valor estimado de 52 mil millones de dólares y, con una tasa de crecimiento anual compuesto del 18,73 %, se espera que su valor alcance los 262 mil millones de dólares en 2027. De hecho, según una encuesta realizada por Cisco, el 82 % de las grandes empresas de informática ya utiliza algún tipo de nube híbrida.
Las multinubes son similares a las nubes híbridas, pero con una diferencia importante: las multinubes suelen contar con más de una nube pública, mientras que las nubes híbridas solo pueden tener una. En general, las diferentes nubes que componen un entorno multinube no se coordinan ni integran, sino que cada nube se encarga de tareas específicas.
Las multinubes permiten una enorme disponibilidad, ya que se puede transferir toda una carga de trabajo de un proveedor a otro si ocurre algún problema temporal, lo que evita períodos de inactividad. Además, pueden ser muy económicas porque las empresas no tienen que pagar centros de datos externos o locales. Por último, la multinube permite disfrutar de las mejores características de cada proveedor y cada empresa cuenta con una solución de seguridad en la nube completa y personalizada.
Las empresas de gran tamaño suelen preferir esta opción para contar con lo mejor de cada proveedor y ofrecer un nivel de seguridad en la nube óptimo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las multinubes, al igual que las nubes híbridas, requieren de gran experiencia en administración de la seguridad en la nube para implementarse y gestionarse.
Se trata de un tipo de servicio en el que un proveedor de una nube se encarga de la administración, desde los servidores y la red, hasta los datos almacenados y la conexión a Internet. En este servicio, el usuario alquila la infraestructura de la nube al proveedor.
La infraestructura como servicio cada vez tiene más adeptos. Según un estudio de Gartner, el mercado de IaaS creció de 64 300 millones de dólares en 2020 a 90 900 millones de dólares en 2021. Sin embargo, el mercado está monopolizado con hasta el 80 % de la participación por los cinco grandes proveedores: Amazon, Microsoft, Alibaba, Google, y Huawei.
Este tipo de servicio es muy frecuente entre los programadores profesionales y ofrece un entorno compartido para el desarrollo y la administración de una aplicación, permitiendo la colaboración y el intercambio de datos sin necesidad de crear ni mantener infraestructuras separadas.
Se estima que el mercado del PaaS, una parte fundamental de DevOps, alcance los 319 mil millones de dólares en 2030, con un crecimiento anual compuesto del 22 % entre 2021 y 2030.
El CaaS permite que cada servicio o equipo administre, ejecute, escale y opere su propio paquete de software o «contenedor». Es un servicio ideal para el desarrollo de software que requiere de diferentes servicios por separado.
El contenedor como servicio facilita enormemente la implementación y escalabilidad de los sistemas distribuidos sin necesidad de administrar o supervisar la arquitectura de la nube.
El software como servicio permite que un grupo o equipo utilice una aplicación específica y se encarga del mantenimiento y la administración de dicha aplicación. De esta manera, no es necesario instalar las aplicaciones en los ordenadores de cada usuario y el equipo puede acceder a ellas a través de una nube para trabajar y compartir información.
Entre las plataformas de SaaS se incluyen Microsoft Teams, Slack, Salesforce, Dropbox, y Creative Cloud.
La migración en la nube supone cambiar nuestra forma de percibir la ciberseguridad, ya que es un entorno completamente diferente al de los sistemas informáticos tradicionales. Debemos tener en cuenta tres aspectos fundamentales:
Gestionar los datos en una nube es más complejo, por lo que también es necesario conocer los nuevos métodos para protegerlos. La complejidad dependerá de la arquitectura de la nube (pública, privada, híbrida o multinube) y del tipo de plataforma (SaaS, PaaS, CaaS o IaaS).
Será necesario analizar el entorno nuevo para identificar posibles deficiencias y mitigar cualquier amenaza antes de que se produzca. Se trata de un proceso continuo que es vital para administrar correctamente la seguridad en la nube.
Entre las vulnerabilidades de la nube se encuentran una mala administración de los accesos, brechas de seguridad, pérdida regular de datos e incumplimiento de la normativa.
Controlar los permisos de acceso a la nube es un aspecto muy importante de la administración de la seguridad en la nube. El IAM o gestión de identidades y accesos ayuda a identificar y mitigar riesgos de seguridad, reduce los costes de servicio e impulsa la productividad.
Contar con una protección sólida para la infraestructura es otro aspecto fundamental de la administración de la seguridad en la nube, ya que permite tener visibilidad sobre posibles ataques, proteger el hardware y software y mejorar la posición de seguridad de la empresa. Para garantizar la protección de la infraestructura se suele contar con expertos en administración de la seguridad en la nube.
Para proteger la aplicación de posibles amenazas es necesario implementar una serie de procesos, controles y políticas dentro de la aplicación en la nube. Es un proceso continuo que requiere desarrollar, probar y adaptar diferentes funcionalidades dentro de la aplicación en la nube.
La preparación es un aspecto fundamental de la ciberseguridad, y por eso es tan importante contar con un plan de respuesta a incidentes (IRP) que actúe como una hoja de ruta para responder en caso de un ataque. Un plan de respuesta a incidentes bien desarrollado y polivalente reduce los tiempos de inactividad, protege los ingresos y los datos de la empresa y permite adoptar una estrategia proactiva para proteger el negocio.
La seguridad en la nube es un tema complejo que, comprensiblemente, puede suponer un motivo de preocupación. Sin embargo, aunque la transición a la tecnología de la nube pueda parecer abrumadora, es muy importante comprender que la clave reside en la forma de utilizar la nube.
Ese es el motivo por el que expertos en soluciones para la seguridad en la nube como Ackcent cada vez están más solicitados. Nos apasiona ayudar a los demás en la transición a la nube, pero nuestro trabajo no termina ahí. Una vez que hemos creado una infraestructura sólida que se adapta a los requisitos de tu empresa, ayudamos a que tu negocio sea más productivo y alcance unas tasas de crecimiento que no habrían sido posibles sin esa transición.
Así que, independientemente de que optes por una nube pública, privada, híbrida o multinube y por un servicio IaaS, PaaS, CaaS o SaaS, estamos aquí para ayudarte y facilitarte la transición para disfrutar de un futuro prometedor y más seguro.
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